Con ocho meses de embarazo, el pasado primero de mayo Gabriela Leiva llegó hasta el Hospital Las Higueras por dolores de parto. Dos días después, ni Gabriela ni su hija quien sería llamada Leonor, salieron con vida de ese lugar. Sus familiares acusan que hubo falta de atención y cuidado hacia la paciente, transformándose así en un nuevo caso de violencia obstétrica en el país.
Gabriela Leiva (35) tenía ya 36 semanas de gestación de su segundo bebé. Ella y Pablo, su pareja, estaban emocionados por recibir a su segunda hija Leonor, quien llegaría a completar su familia junto a Mateo, su primer hijo de cinco años.
Gabriela era profesora de Ciencias Naturales y Biología en el Liceo Centro Educacional Evangélico de Talcahuano, que se encontraba a cuadras de su casa. Sus cercanos la definían como una mujer muy feliz, siempre con una sonrisa en la cara. Con su pareja tenían planeado ir a vivir al campo, donde ya se encontraban construyendo su propio hogar para ellos y sus hijos.
Viernes 1 de mayo del 2020. 10:00 am.
El dolor en la parte baja del estómago de Gabriela sólo aumentaba. Gabriela sabía que esto no era normal por lo que dentro de la mañana decidió ir al Hospital Las Higueras de Talcahuano, un recinto a cuadras de su casa.
Al llegar al lugar, mientras el tiempo transcurría y la intensidad de los dolores se incrementaron, los doctores del hospital consideraron probable que Gabriela se encontrase con dolores de una apendicitis. Sin embargo, horas más tarde, los especialistas notaron que Leonor se encontraba a horas de nacer. En ese momento decidieron derivar a Gabriela a la Unidad de Medicina Perinatal.
14:00 pm
Ya internada, Gabriela esperó durante toda la tarde atención para traer a Leonor al mundo, ya que tenía intensos dolores de parto. Por políticas pro-partos naturales del hospital nadie la tomó en cuenta mientras ella rogaba una cesárea.
La profesora pidió hablar con su madre, a quien le comentó que los dolores eran insoportables, pero que no pediría más ayuda, ya que notó que a aquellas embarazadas que se quejaban por dolores no se les atendía, o su atención era mucho más lenta que para quienes no hacían quejas.
Durante toda la tarde del viernes 1 de mayo, Gabriela aguantó los dolores.
20:00 pm
Luego de un exhaustivo día, Gabriela rompió bolsa. Con dolor y cansancio le pidió a un técnico que se encontraba visitando a las embarazadas ayuda. Sin embargo, este luego de mirarla bajo las sábanas blancas de la camilla, le contestó: “no, todavía te falta”. A pesar de la insistencia de Gabriela, la respuesta del personal médico fue simple: esperar.
Horas después llegaron a monitorearla. Gabriela se encontraba con un gran sangrado, mareos y náuseas. A raíz de esto decidieron hacerle un ultrasonido a su bebé, el que arrojó que el corazón Leonor apenas latía, por lo que la llevaron de urgencia al pabellón para realizarle una cesárea.
Diez horas después de su ingreso al hospital, Gabriela por fin conocería a su hija. Los asistentes médicos le dijeron que ella misma debía llevar todas sus cosas.
La excusa del hospital fue que, a raíz de la pandemia por coronavirus, las sillas de ruedas se encontraban ocupadas. Gabriela, con sus fuertes dolores y su gran panza, lo intentó, pero al momento de recoger sus cosas y dar unos cuantos pasos, la joven profesora se desmayó.
Cuando pudo recobrar la conciencia, Leonor ya se encontraba siendo retirada de su cuerpo, y junto a esto, llegó la noticia del fallecimiento de su bebé en el momento del parto. Le pidieron tranquilidad para terminar la operación.
Luego de un rato llegó Pablo y les dieron un momento a ambos para poder estar a solas con su bebé. Ahí, Pablo le cuenta a Gabriela el procedimiento que le habían realizado, ya que ningún trabajador del hospital se lo había explicado.
El útero de Gabriela fue retirado, desde el hospital dicen que fue por un rompimiento uterino debido a las contracciones sumado a la presión que Leonor hizo para nacer. Debido a la gravedad del procedimiento, Gabriela fue trasladada a la UTI para transfusiones sanguíneas.
Al día siguiente, Gabriela continuaba consciente en la UTI. Pablo estuvo con ella, conversaron sobre sus proyectos a futuro y cómo le contarían a Mateo lo que había pasado.
Según Pablo, Gabriela estaba agradecida dentro de todo porque a ella no le había pasado nada, se encontraba más tranquila y recuperándose.Negligencia reiterativa
Javiera Rossel, directora del Observatorio de Violencia Obstétrica en Chile define la violencia obstétrica como “cualquier tipo de maniobra sin el consentimiento de la mujer, sin antes haber preguntado si es que ella está de acuerdo con este tipo de parto. Todo tipo de prácticas en que una mujer no es protagonista de sus decisiones es violencia obstétrica”
La violencia obstétrica es una realidad de las mujeres embarazadas chilenas, que se da a diario, sin importar la clase social ni el lugar. Las mujeres son minimizadas, no se les escucha en muchas ocasiones cómo se sienten, qué sienten, ni qué necesitan. Según la primera encuesta de nacimiento del Observatorio de Violencia Obstétrica de Chile el año 2017, demostró que el 54,6% de mujeres encuestadas aseguró haber sido criticada o reprimida a la hora de manifestar sus emociones en el parto en recintos público, tal como se muestra en la siguiente gráfica:
Por su parte, la doctora ginecobstetra Loreto Vargas Pampaloni, de la Clínica Indisa, explica que las formas más frecuentes de violencia obstétrica son el maltrato como tal, minimizar el sentir de la mujer, no darles cabida a sus espacios personales y tomarles procedimientos que no se les explican, infatilizándolas. Esta situación se refleja en la encuesta realizada a 4500 mujeres por el la Colectiva Contra la Violencia Ginecológica y Obstétrica, que reveló que 8 de cada 10 encuestadas sufrió violencia obstétrica, a casi la mitad de ellas se les realizó procedimientos sin explicarles y sin sus consentimientos.
Al igual que Gabriela, a un 45,9% de mujeres que estuvieron embarazadas manifiestan que les realizaron procedimientos sin pedir su consentimiento o sin explicar por qué eran necesarios (Encuesta Nacional 2019-2020). Para Gonzalo Leiva, matrón y director de OVO, el exceso de intervencionismo médico y el no indicárselo a sus pacientes es una de las formas más comunes de violencia obstétrica en Chile.
El momento de Gabriela
Domingo 3 de mayo. 09:00 am
Desde el hospital llamaron a Pablo, la situación de Gabriela había empeorado. Al llegar, lo enviaron hasta la UCI. El hombre no sabía en qué momento llegó ahí, la noche anterior se había despedido de ella en la UTI, nadie le aviso a la familia el traslado.
Lo primero que vio Pablo al llegar fue a los doctores intentando reanimar a su pareja, y minutos más tarde, el médico de cabecera le informó que Gabriela acababa de fallecer. Dos pérdidas en menos de 72 horas, su hija Leonor y Gabriela, entraron al hospital Las Higueras, para no salir.
Gabriela había fallecido a las 10:20 AM. El parte médico declaraba un shock hipovolémico (pérdida de sangre), además del rompimiento uterino y un paro cardiorrespiratorio, y el de Leonor indicaba que su muerte fue por hipoxia intrauterina, falleció ahogada en el útero de su mamá.
Con este hecho, Gabriela y su hija Leonor, se transformaron en dos víctimas más de la violencia obstétrica en Chile.
La pérdida
Para toda su familia ha sido una situación muy dolorosa, sobre todo para la mamá de Gabriela, Pablo y su hijo Mateo. Su familia, con quienes vivía y pasaba todo el día, esperaban con ansias la llegada de Gabriela y Leonor, e imaginaban constantemente cómo sería su vida en familia con un integrante más en el hogar. Según Valentina, prima de Gabriela, sacar todo lo que tenían listo para Leonor, su cuna, su ropa, su cómoda, ha sido un proceso difícil y tortuoso para ellos, de a poco han ido regalando cada cosa que tenían vista para la bebé. Por otro lado, las cosas de Gabriela continúan intactas en su casa, nadie ha querido tocar nada. Todo sigue igual que el último día que ella dejó su casa para ir al hospital.
Lo ocurrido con Gabriela y las negligencias del hospital tanto con ella como con su familia al momento del fallecimiento, han impulsado sus ganas de buscar justicia. Ellos saben que todo esto es un proceso muy largo y no piden indemnización monetaria, solo quieren que con esta demanda paguen los profesionales culpables.
No buscan que el Estado pague, para ellos eso sería una salida fácil y sin sentido. Buscan que quienes han hecho vivir a la familia este mal momento, y a Gabriela y Leonor, sean deshabilitados profesionalmente o con una pena de cárcel.
Al enterarse la familia de Gabriela de lo que había ocurrido con ella, Valentina Morales, su prima, en seguida acudió a la prensa y contrató a un abogado experto en violencia obstétrica. El reunió todos los antecedentes ya mencionados y los envió a la fiscalía de Talcahuano. Todos quieren justicia para sus familiares.
Los ocurrido con Gabriela y Leonor no es la primera vez en el Hospital Las Higeras. En 2010, dos familias denunciaron al Hospital las Higueras ante la fiscalía por perder a sus bebés producto de fallecimientos intrauterinos. Actualmente Chile carece de una ley que proteja a la mujer ante la violencia obstétrica. Hay dos proyectos de ley que han ingresado al Congreso en busca de defender a la mujer ante esto, pero quedan ahí, varados en espera de una votación.
Para hacer factible la demanda al Hospital Las Higueras, era necesario que desde la institución se entregara el papeleo con las causas del fallecimiento de la madre y su hija, esto debía ser entregado a la familia de las víctimas entre los días viernes y domingo, sin embargo, el hospital retrasó la entrega de los documentos durante meses, dificultando que la familia de las víctimas pudiera tomar acciones legales en contra de ellos.
Los papeles para denunciar el caso de Leonor debían ser pedidos única y exclusivamente por su progenitor, Pablo, mientras que los de Gabriela solo podían ser solicitados por su madre.
Cuando ambos llegaron hasta el hospital a pedir los documentos, estos se les fueron negados, indicando que los papeles no podían ser retirados por ellos, pero desde el recinto hospitalario nunca aclararon quienes realmente podían solicitar los papeles, ni menos qué fue lo que pasó.
Cuatro meses estima Valentina, la prima de Gabriela, que fue el tiempo que tardó el Hospital Las Higueras en entregar la documentación que la familia necesitaba.
Finalmente, la información fue entregada a través de un CD, pero para la familia aún faltan papeles que el hospital no quiere entregar, cómo qué médico atendió a Gabriela y porqué tardaron tanto en hacerle una cesárea.
Actualmente, la documentación ya fue enviada formalmente a la fiscalía y ahora la familia se encuentra en espera de una respuesta de parte de ellos y la auditoría interna que el hospital debe realizar, en esa instancia deben aclarar entre ellos qué pasó realmente los tres días que estuvieron Gabriela y Leonor ahí. Esto se ha retardado por la crisis sanitaria.
Los tratos que reciben las mujeres dentro de las salas de parto es un tema que ha estado en el ojo del huracán durante los últimos años. En las universidades, el término de “violencia obstétrica” es un tema central para los profesores, quienes intentan enseñar conceptos de “ética” y “respeto” a toda costa.
Los profesores de carreras como medicina y obstetricia intentan cambiar la realidad que están viviendo muchas mujeres al momento de sus partos.
Ejemplo de esto es la profesora y directora de la Escuela de Obstetricia y Neonatología de la UDP, Marcela Puentes Rosales. Ella destaca que más allá de realizar cambios en las mallas curriculares de los estudiantes, la problemática debe ser abarcada desde la consciencia de los profesores. Ellos deben enseñar en las aulas que existen prácticas que ya no se deben seguir repitiendo, ya que no tienen connotación positiva y solo dañan y socavan la identidad de las pacientes.
Además, Marcela añadió que la perspectiva de género es un punto importante a incluir y sobre el que se está trabajando para añadir a una nueva malla curricular en la Escuela de Obstetricia de la UDP, así, de esta manera, la conciencia de género, de derechos humanos y de salud será parte de la formación de los estudiantes egresados de esa facultad.
La familia de Gabriela y Leonor, cada cierto tiempo realiza una velatón en las calles de Talcahuano, instancia en que piden a gritos justicia por las vidas de Gabriela y Leonor.
Los académicos de la Universidad Diego Portales definen el futuro de la violencia obstétrica en Chile de la siguiente manera: