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Experiencia de donar leche

Por Nicole Gardella, voluntaria de OVO Chile.

La donación de leche materna no es una práctica nueva para las sociedades. Desde tiempos remotos nos encontramos con mujeres nodrizas que ayudaron con sus lactancias extendidas y solidarias a fortalecer la nutrición de la población. La leche materna ha sido y es aún la mejor forma de nutrir a cada recién nacido.

Lo que sí es nuevo, sobre todo en nuestro país, es la donación de leche materna para prematuros a través de un banco de leche centralizado encargado de recolectar, analizar, distribuir y entregar leche materna a cada bebé según sus propias necesidades.

El banco de leche materna del Hospital Sótero del Río es la primera y única institución del país con la capacidad técnica de procesar las diferentes leches que se donan, para pasteurizarlas, estudiarlas y suministrarlas a cada prematuro que por diversas razones no puedan contar con la suya en cantidades suficientes para cubrir sus requerimientos nutricionales. El liderazgo lo tiene la Dra. Patricia Mena, quien a pulso y con un grupo de voluntarias de su mismo hospital dan vida y funcionamiento a este proyecto.

Esta iniciativa, fundamental para un niño o niña en hospitalización, se vuelve también esencial para una madre que por algún motivo juntó más leche de la que su propia cría necesita o que ya no puede tomarla por ejemplo, por la aparición de una alergia alimentaria. 

Este último fue mi caso. Comencé mi banco pasivamente, apenas logramos establecer la lactancia con mi hija a las 2 semanas de vida, y luego de transcurrido ese tiempo, fue diagnosticada con alergia alimentaria. Mi leche ya no podía tomarla. Cada gota recolectada es oro. Se cuida y guarda con mucho amor, porque establecer la lactancia no es siempre fácil. Ese fue mi caso también. No podía desechar ese litro de leche que había guardado, no quería.

Me contacté entonces con el banco de leche del Hospital Sótero del Río y el proceso fue tan acogedor y simple que queremos contarlo. Llega un mail con algunas preguntas que hacen de primer filtro de idoneidad para donar y luego se coordina el retiro de las leches junto con la toma de muestra de un examen de VIH (si es que no tienes uno de máximo dos meses de vigencia). Una vez procesados los resultados  la leche se analiza con un nivel de detalle impresionante, se pasteuriza y luego se determinan las necesidades nutricionales de cada prematuro para según eso, definir a quién se le da y cuánto. Me importaba mucho saber cómo era mi leche, por eso me volví a contactar con el lugar preguntando por el desglose, allí supe que era alta en proteínas y en grasa, por lo que iba a ser entregada a los prematuros más pequeños del hospital. 

El litro de leche que yo doné le servía entonces a niños y niñas, quizás incluso para complementar toda su alimentación en hospitalización. Esta donación validó todo el esfuerzo de hacer un banco de leche y sanó la pena que me dio al no poder dársela, en primera instancia, a mi hija.

Más información en el siguiente link.

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